Personas con insuficiencia renal atraviesan un calvario durante la cuarentena

La Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) ha recopilado testimonios de las personas con insuficiencia renal que, a duras penas, reciben tratamiento de diálisis en el Hospital Universitario de Maracaibo.

Desde la restricción del surtido de combustible al público general, vigente solo en los estados Zulia y Táchira, las dificultades para el traslado a los centros de diálisis ha impedido el cumplimiento del tratamiento que les permite seguir con vida. A pesar de padecer una condición crónica, no tienen garantías para acceder al combustible y reciben malos tratos en las estaciones de servicio custodiadas por funcionarios de la guardia nacional y cuerpos policiales.

‘Vayan a morirse en su casa’, es una de las tantas expresiones que han escuchado mientras esperan ser atendidos. En medio de la preocupación por su sobrevivencia, algunas veces reciben respuesta de las autoridades gubernamentales, en otras, solo silencio y puertas cerradas.

No hay un plan efectivo que se encargue del transporte de este grupo de personas en riesgo. Los buses dispuestos por la Alcaldía de Maracaibo circulan de forma esporádica. Tampoco tienen garantías de surtir el tanque de combustible de sus vehículos, solo tienen asegurados horas de espera, calor inclemente y ofensas de los funcionarios de seguridad.

El grupo del Hospital Universitario de Maracaibo

Un grupo de 61 personas estaban siendo dializadas regularmente en la unidad de Nefrología del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM) antes de la cuarentena. Habían estado recibiendo su tratamiento en lapsos de 3 horas por sesión, según el turno que le tocara durante el día, tres veces por semana. Unos eran dializados los días lunes, miércoles y viernes, mientras que otros eran atendidos los días martes, jueves y sábado. Algunas de estas personas han tenido que usar su silla de ruedas para poder movilizarse y, por lo general, necesitan de la compañía de un familiar para tal fin.

Otro grupo, de unas 25 personas, conforman la población hospitalizada en el área de Nefrología. Algunos han sido dados de alta, lo que significa que pueden ser tratados en cualquiera de los otros seis centros de diálisis en Maracaibo, por lo que deben consignar unas carpetas con sus registros médicos para lograr el traslado a estos centros de atención. 

Entre las personas dializadas en el HUM, también se encuentran aquellas que reciben el tratamiento por condiciones ajenas a daños renales, como pacientes oncológicos y de otras afecciones que requieran de la purificación de toxinas en el cuerpo.

Este grupo de personas está residenciado en su mayoría en el área metropolitana, entre Maracaibo y San Francisco, mientras que otros viven en los municipios de la Costa Oriental del Lago y en Mara. En lo que va de año 2020, dentro de este grupo de pacientes, se han registrado 10 decesos por complicaciones varias, según reportó José Luis Tello, paciente renal que organiza al grupo de dializados en el HUM.

Situación en medio de la cuarentena por la pandemia COVID-19

Desde el inicio de la cuarentena, decretada el 16 de marzo por el Ejecutivo Nacional para evitar la propagación de Covid19, la falta de combustible ha sido uno de los mayores obstáculos que han enfrentado este grupo de personas para acceder a su tratamiento. Desde la gobernación del estado Zulia se ordenó la prohibición del surtido de combustible para los particulares, y solo se abastece al personal esencial del sector salud, alimentación, transporte y telecomunicaciones.

No obstante, desde el primer día del anuncio, personal médico y medios de comunicación, denunciaron dificultades para acceder a pases de combustible, a pesar de esperar por un día entero en la sede de la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi) Occidente, ubicado en el norte de Maracaibo para solicitar el permiso a las autoridades militares.

En medio de este contexto, las personas con insuficiencia renal, aunque no formen parte de los sectores declarados como esenciales para el trabajo, sí necesitan movilizarse para seguir con vida. Su organismo no es capaz de limpiar las toxinas por sí mismo, su existencia dependen de la máquina de diálisis. 

En la sede de la Zodi, al grupo de personas del HUM se le garantizó abastecerse en dos ocasiones únicamente. En vista de la imposibilidad para mantener el abastecimiento de gasolina por esta vía, buscaron apoyo en la Secretaría de Salud del estado Zulia, donde fueron atendidos en dos oportunidades, en esta última oportunidad, dirigiéndolos a conversar con el diputado Alexander Villalobos “Pecos”, sin recibir respuesta ante su petición.

Acudieron también al Palacio de Gobierno, donde fueron remitidos a la casa del gobernador Omar Prieto, y en esta última instancia, se les redirigió a la Secretaría de Salud.

‘Vayan a morirse en su casa’

Luis Morales vive en Maracaibo. Recibe diálisis desde hace 24 años y comentó que ‘nunca en mi vida había visto algo similar como lo que estamos viviendo: el maltrato de las autoridades en las estaciones de servicio, cuando nos niegan el combustible’. Morales pasó dos días haciendo cola en la estación de servicio La Sibucara. Inició la cola desde las 4:00 am del miércoles 23 de abril y logró recibir 20 litros de gasolina a las 9:00 am del viernes 24 de abril. En ese lapso, faltó a una de sus diálisis en el HUM.

En ocasiones anteriores, Morales denunció que las autoridades encargadas del despacho descartaban su condición de persona que recibe hemodiálisis que argumentó para ser priorizado en la distribución. ‘Vayan a morirse en su casa’, fue una de las expresiones que recuerda haber escuchado mientras esperaba ser atendido en la E/S Lago Pista.

Otro caso que relata Morales es el de uno de sus compañeros de diálisis, que se desmayó durante una larga espera en la E/S Carro Chocado. Mientras el señor se desplomaba, los guardias de turno exclamaron: ‘échenle 10 litros antes de que se muera aquí’. 

En esa misma estación de servicio, a la que habían sido dirigidos los dializados para que se pudieran abastecer de gasolina, la subsecretaria de Salud del estado Zulia, Alfonsina Romero, conversó con los presentes y les indicó que esa estación no podía despacharles combustible porque había sido asignada únicamente a personal médico y de enfermería.

Caminar para poder acceder al tratamiento

Muchos pacientes se ven en la necesidad de caminar desde sus hogares hacia el HUM.

Uno de estos caminantes es José Luis Tello. Tiene 53 años, vive en Maracaibo y recibe diálisis desde hace 22 años. Tello reside en el sector Los Estanques y usaba su vehículo para trasladarse hasta el HUM, antes de quedarse sin gasolina un mes atrás y verse en la dificultad de no poder abastecerse de nuevo.

Para asistir a sus ciclos de diálisis, tres veces por semana camina hacia la Circunvalación 2, cerca del Palacio de Eventos, desde donde toma un autobús de la Alcaldía que lo aproxima hacia los predios de la Iglesia San Tarsicio, y de allí va caminando hacia el HUM. En ocasiones, estos autobuses no circulan y debe abordar carros de transporte informal que le han cobrado hasta Bs. 100.000 por el trayecto hasta el hospital. En otras ocasiones, cuando no hay vehículos que puedan trasladarlo, ha debido pagar un taxi directamente desde su casa, para poder llegar a tiempo.

Al salir de la sesión de diálisis, camina unas 18 cuadras, lo que representa un aproximado de 2 kilómetros, desde el HUM hacia la residencia de su hija, en el sector Cecilio Acosta, donde debe pernoctar para al día siguiente retornar a su hogar.  Tello comenta que se le ha bajado la tensión durante su recorrido y se ha descompensado en más de una oportunidad.

Tello, quien organiza un grupo de dializados que buscan exigir sus derechos, estima que un 30% de estas personas han dejado de asistir a sus turnos de diálisis debido a la imposibilidad de trasladarse.

Ante esta situación, se debe hacer la consideración de que hay varios turnos de atención. Entre tres y cuatro turnos de diálisis pueden hacerse en una jornada. El último de estos, culmina a las 5:00 pm. A esta hora, los dializados deben evaluar cómo regresar a casa, algunos de ellos en silla de ruedas. Sin combustible, la única opción es caminar de regreso a casa, porque, según refieren los consultados, las rutas de autobuses de la Alcaldía no circulan pasadas las 2:00 pm.

Uno de estos casos es el de Gerardo, un joven de 24 años, que recibe diálisis en el HUM y es acompañado por su abuela en los tratamientos. Viven en la segunda etapa de Cuatricentenario, en Maracaibo. Deben caminar hasta su casa al terminar la terapia de hemodiálisis.

Ascensores dañados e insalubridad en el Hospital Universitario de Maracaibo

Luego de una extenuante caminata, sobre todo para una persona con afecciones renales que acumula toxinas en su cuerpo, las vicisitudes se acrecientan al llegar al Hospital Universitario de Maracaibo. En el centro de salud, al que se le han otorgado en múltiples oportunidades significativos presupuestos para su reacondicionamiento, los ascensores no están funcionando. Esto implica que los pacientes deben subir las escaleras para llegar al noveno piso, en donde se encuentra la unidad de nefrología del hospital.

Los pacientes coinciden en que subir las escaleras hasta el piso nueve, y descender cuando su turno ha culminado, se ha convertido en todo un reto para poder cumplir con su tratamiento. Pero el verdadero reto lo viven los dializados que se desplazan en sillas de ruedas. Sus familiares deben ayudarlos en todo el proceso. En ocasiones, hay quienes no pueden asistir acompañados, y deben esperar a que puedan ayudarlos a desplazarse por las escaleras. Los dializados exigen que se reactiven los ascensores.

Además, un brote de ratas ha estado alarmando a los pacientes y al personal médico. José Tello comentó que, con una trampa casera, logró capturar ocho roedores, los cuales reportó en el centro de salud. Varios de estos animales fueron aprovechados por los médicos para extraer el hígado de los animales y emplearlos como posibles reactivos, según relató Tello.

Sin embargo, estos animales causan insalubridad y preocupación entre los pacientes y familiares, dado que roen los bolsos con comida y contaminan las pertenencias.

Codhez reitera su exhorto

Al respecto, Codhez ratifica el exhorto realizado a las autoridades durante todo el período que va de cuarentena, para garantizar el traslado de las personas con enfermedades crónicas para el cumplimiento de su tratamiento.

La inobservancia de esta obligación por parte del Estado implicaría una vulneración al derecho a la vida, al derecho a la salud y, a su vez, un contrasentido en su accionar, pues se toman medidas para contrarrestar la enfermedad Covid-19 pero se pone en riesgo a una parte de la población que requiere con urgencia atención médica especializada.

Nos hacemos eco del llamado de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el sentido de que el abordaje de la emergencia por Covid-19 debe hacerse de forma integral, dando un mayor cuidado a las personas más vulnerables desde el punto de vista económico y médico. Estas personas “incluyen a ciudadanos de bajos ingresos, poblaciones rurales aisladas, personas con problemas de salud subyacentes, personas con discapacidades y personas mayores que viven solas o en instituciones”.

 

 

Personas con insuficiencia renal atraviesan un calvario durante la cuarentena