Sin lago no hay Zulia: los derechos humanos ambientales, el reciclaje y la documentación a favor del Lago de Maracaibo
CIMAS, El Zulia Recicla y el Centro de Documentación Ambiental Lago de Maracaibo son tres organizaciones que trabajan 24/7 para promover y ejecutar acciones que contribuyan a recuperar el lago más grande de Latinoamérica.
Texto: Rosmina Suárez Piña
Fotografías: Erick González
“Si el lago de Maracaibo pudiese tomar medidas, ya hubiese eliminado algunas fábricas, cerrado otras provisionalmente, construido algunas estabilizadoras para las toneladas de porquería vertidas en él, y hubiese apresado a los que atentan contra esas aguas sobre las que un día flotó la Sagrada Virgen de Chiquinquirá.
Pero no puede.
Se conforma con ser medido y escuchar, cual miss septuagenaria, que es ‘el cuerpo de agua más importante de América Latina’. Los científicos dicen que tiene unos 52 millones de años, pero aparenta más de 100…”
En 1994, el boletín La hoja ambiental —del entonces Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Marnr)– ya alertaba sobre la emergencia en el estuario zuliano.
Tres décadas después, el Lago de Maracaibo sigue recibiendo atentados: imágenes satelitales muestran el derrame constante de petróleo; una cantidad incalculable de residuos y aguas residuales derivados de la falta de una gestión eficiente de recolección; y, por los últimos años, una floración algal nociva que, además de pintarlo de un verde vivo, representa para los expertos un problema de salud pública, el “síntoma de un lago muy contaminado” y la consecuencia de no atender el llamado de atención de los científicos.
Pero las personas que más han estudiado el lago en los últimos años creen que aún hay esperanzas de recuperar el mayor símbolo del estado Zulia con acciones reales y progresivas.
Hay tres organizaciones que así lo piensan y hacen realidad desde sus trincheras: CIMAS, apostando por los derechos humanos ambientales; El Zulia Recicla, trabajando con la separación de residuos; y el Centro de Documentación Ambiental Lago de Maracaibo, que emprende el registro documental y una guía para entender el lago.
De los derechos humanos a la justicia ambiental
En 2013, tres abogados ambientalistas observaron atentamente la falta de atención legal hacia comunidades indígenas zulianas.
Así, en 2015, conformaron la organización Culturas Indígenas y Medio Ambiente Sustentable (CIMAS), para promover, defender y difundir los derechos y las culturas de los pueblos indígenas de Venezuela y América, pero con un plus: la defensa del ambiente y los recursos naturales ante instancias internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“CIMAS tiene como objetivo la defensa del derecho a un medio ambiente sano y los derechos de los pueblos indígenas venezolanos, con la firme creencia de que a través de la educación en valores, en la justicia ambiental y en la defensa del Estado de Derecho podemos lograr una sociedad más justa y sostenible”, comenta Víctor Rujano, uno de los tres abogados fundadores.
CIMAS fue una de las primeras en impulsar en 2023 la campaña #SOSLago, por la que más de 20 organizaciones de la sociedad civil se unieron para difundir un comunicado que llamara la atención sobre el grave estado del Lago de Maracaibo.
Además, son los creadores de la campaña #MaracaiboSinPlásticos y, junto con organizaciones nacionales como SOS Orinoco y Clima 21, elaboraron el manifiesto de Venezuela en contra del ecocidio, poniendo en agenda otros temas importantes como los impactos de la minería o promover que el lago sea reconocido como sujeto de derechos.
“#MaracaiboSinPlásticos es una campaña que busca visibilizar y crear la conciencia ciudadana en cuanto a la problemática de los plásticos de un solo uso en la ciudad de Maracaibo y cómo esto ha tenido incidencia también en nuestro lago. Sabemos que es una problemática que no solamente se ve aquí en Venezuela, sino a nivel mundial, pero muchas ciudades del mundo han implementado leyes, reglamentos, ordenanzas que buscan regular este problema. Acá en Venezuela no hay una regulación nacional y queremos que esto cambie”, explica Rujano.
La clave para que el lago de Maracaibo no siga recibiendo residuos
En el estado Zulia sí se recicla y ese, justamente, es uno de los mensajes que lleva la Fundación El Zulia Recicla en cada una de sus jornadas de recolección. Para ellos, un equipo liderado por una arquitecta y conformado por investigadores, docentes y estudiantes, la separación de los residuos sólidos es clave para el ambiente que todos queremos.
“El Zulia Recicla nació en noviembre de 2014 y fue increíble cómo en una primera jornada, sin mucha publicidad y sin contactar a muchas personas, llegaron más de 60 kilos, que parece que no es nada, pero hoy día estamos recolectando el promedio de una tonelada y media mensual. Eso quiere decir que Maracaibo está llena de gente sensibilizada con la recolección y con el manejo de los residuos”, relata Grisel Mercadante, su directora general.
Esta iniciativa, que ya cuenta su primera década, tiene un propósito claro: preservar y conservar el paisaje de Maracaibo, la capital de Zulia, a través de la enseñanza en cómo manejar correctamente los residuos para que sean separados desde el origen, que estos no se queden en las cañadas, lleguen a las calles o el lago de Maracaibo, y que puedan ser recuperados eficientemente para una futura reutilización.
Por medio de la campaña #MisResiduosNoVanAlLago, El Zulia Recicla también busca “sensibilizar a las personas para que puedan entender que todo lo que sale de su casa, si no es manejado correctamente, va a llegar a una cañada hasta depositarse a orillas del lago. Maracaibo es una ciudad costera y necesitamos unos ciudadanos conscientes de esa ciudad, por eso creemos que esta es una manera de acercarlos, aunque la ciudad haya sido construida de espaldas al lago. No pretendemos limpiar el lago de Maracaibo con jornadas de limpieza, pero sí sensibilizar y ser parte de la solución”, añade Mercadante.
Pero El Zulia Recicla no es solo separación de residuos: también hay investigación. Y una de sus pesquisas más avanzadas está relacionada con el impacto de los microplásticos en las costas del lago de Maracaibo.
“Cada vez encontramos más microplásticos. Este es un tema que hay que ir atacando para que la gente entienda la fragmentación que hacen los materiales. Si no lo separamos desde el origen, la tarea de poder ir a la jornada, que la gente traiga material, de alguna manera también contribuye a que esos materiales no lleguen a una orilla, no se fragmenten y se conviertan luego en microplásticos. Entonces al final sí hay una contribución desde el punto de vista de la investigación que venimos haciendo”, destaca Nicolino Bracho, director de investigación de El Zulia Recicla.
En todas las actividades pueden participar desde estudiantes, profesionales y cualquier ciudadano dispuesto a generar un cambio en la ciudad. De hecho, han recibido a estudiantes de diversas instituciones para que cumplan sus actividades de Servicio Comunitario.
Otro de los componentes de El Zulia Recicla es la docencia. Ofrecen talleres gratuitos para fomentar el reciclaje y “dar una segunda vida” a cosas que, por ejemplo, planeamos desechar.
“Mi papá me ha enseñado a cuidar la naturaleza, a tener respeto por ella y yo creo que El Zulia Recicla es una institución que nos permite seguir formando ciudadanos y fortalecer nuestra visión o nuestra filosofía de vida de conservar el ambiente. Por eso, gustosamente, estoy acá este año para impartir varios talleres, como los de accesorios con material de reciclaje”, expresa Stella Raggio, docente de la fundación.
“Para recuperar el lago hay que entenderlo”
Más allá de las imágenes satelitales que dejan ver la contaminación desde el espacio, caminar por las orillas del lago sirve para ser testigo de lo que recibe: residuos plásticos, objetos como neveras, muebles, cauchos y hasta desechos médicos unidos al petróleo y “verdín”. Todo acompañado, además, con un olor putrefacto. Ante esto, surgió una importante interrogante: ¿dónde buscar y encontrar información verificada y de años atrás sobre él?
En 2023 llegó oficialmente el Centro de Documentación Ambiental Lago de Maracaibo, impulsado por miembros de la Asociación Civil para la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Aclama), conformada por extrabajadores de instituciones ambientales venezolanas en décadas atrás, como el Ministerio de Ambiente o el Instituto para la Conservación del Lago de Maracaibo (Iclam).
Estos profesionales han tenido una tarea ardua: revisar, compilar y digitalizar documentos, libros, folletos, atlas y hasta Estudios de Impacto Ambiental sobre el lago de Maracaibo, actualmente disponibles en la Biblioteca Pública del Zulia María Calcaño para “cualquier curioso de la cuenca”.
Además, tienen en construcción -con ayuda de los jóvenes estudiantes de robótica que también asisten a la Biblioteca- una sala con imágenes del lago de Maracaibo en metaverso, haciendo uso de lentes de realidad virtual para observar de una forma única y diferente.
“Quisimos que ese material realmente no se perdiera, porque se estaba diluyendo en otras bibliotecas o universidades y no estaba en óptimas condiciones. Nos preocupaba porque esos valiosos estudios son el antecedente de toda la situación de la cuenca del Lago de Maracaibo; es el precedente a todos los demás estudios que se han realizado después”, enfatiza la profesora Jacqueline Pérez, integrante de Aclama y encargada del Centro de Documentación.
Además de salvaguardar material de estudio, el Centro de Documentación está abierto gratuitamente para cualquier nivel educativo y actividad que promueva la educación y cuidado del ambiente, así como para las comunidades zulianas que tengan alguna consulta o requieran de asesorías en materia ambiental.
“Este es un espacio que lo queremos compartir con las oenegés y con las comunidades. Aclama va a las comunidades cuando se lo solicitan; es como un voluntariado: va a donde le digan. Asesoramos a la gente con el manejo de alguna situación ambiental, porque esa es otra cosa: muchas comunidades no relacionan que gran parte de los problemas que tienen en sus comunidades son problemas ambientales”, profundiza la profesora Pérez.
Convicción de un futuro mejor
En palabras de Víctor Rujano, uno de los motores que mantiene activo a CIMAS es la esperanza y la lucha, paso a paso, para resguardar el derecho a un ambiente sano, como está contemplado en la Constitución de Venezuela.
“Siempre nos hemos enfocado en crear conciencia ambiental y esta lucha todavía sigue. Creemos que la situación ambiental en nuestro país amerita que todos los actores, tanto el sector público como el privado, se complementen a los efectos de crear estrategias, propuestas y acciones necesarias para resguardar el derecho a un ambiente sano y que nuestro entorno se conserve y se mantenga en beneficio, no solamente del presente, sino de las generaciones futuras”, dice.
Para CIMAS, “la esperanza no se ha perdido, creemos que es importante mantenernos firmes y con la convicción de que tendremos un futuro mejor y que estamos paso a paso en camino hacia ese destino”.
La esperanza es la gente
¿Por qué seguir educando en separación de residuos si Maracaibo aún tiene una deficiente gestión de recolección? A juicio de El Zulia Recicla, ahí es donde radica el motor de su organización: la gente.
“Cada vez que cada quien participa y trae las cosas debidamente separadas, creemos que tenemos que seguir hasta lograr institucionalizar estas actividades. Por eso nuestra esperanza es la gente. Nosotros queremos que en Maracaibo se puedan gestionar los residuos y que nos acompañen las instituciones públicas en articulación con la sociedad civil, la empresa privada y el gobierno local. No queremos ser una iniciativa más, queremos instaurar el reciclaje en la ciudad; en cada reutilización hay una oportunidad de medios de vida”, narra Grisel Mercadante.
Somos optimistas para recuperar el lago de Maracaibo
De acuerdo con imágenes satelitales publicadas por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, junto con estimaciones de ambientalistas locales, aproximadamente 70 % de la superficie del lago de Maracaibo está cubierta por “verdín”, un nombre corto para referirse a una floración algal nociva generada por el crecimiento de Microcystis, una cianobacteria que podría producir unas cianotoxinas peligrosas para la fauna y los humanos.
Con el lago como lo vemos actualmente, es difícil imaginar su recuperación, pero desde Aclama el optimismo abunda, ya que para ellos es clave saber cómo funciona la cuenca y así generar soluciones.
Jacqueline Pérez lo dice muy claro: “realmente, nosotros sí somos muy positivos con el Lago de Maracaibo, con la cuenca. Es un lago que existe desde hace millones de años y aún con esas condiciones mantiene vida. También la sociedad civil organizada está teniendo un papel importante (…) Desde aquí (el Centro de Documentación) damos a conocer que cada uno asuma su cuota de responsabilidad, desde el empresario hasta el Estado y el ciudadano. Somos optimistas de que podremos recuperar el lago. Prístino no va a volver a ser, pero sí recuperarlo en condiciones de poder desarrollar sobre todo las actividades recreacionales que son las que más el ciudadano común quiere hacer”.
Los más conocedores del lago, además de mantener la esperanza como motor de su trabajo, tienen una gran tarea: formar a la generación de relevo.
Para muchos, el lago de Maracaibo es el símbolo que más nos define como zulianos, pero también es el que le da forma al estado Zulia en el mapa de Venezuela y uno de los puntos más fotografiados del planeta por astronautas de la Estación Espacial Internacional. Promover su conservación es una tarea colectiva y acciones como las de CIMAS, El Zulia Recicla y el Centro de Documentación Ambiental son una muestra de que sí es posible construir un futuro donde el lago no sea solo el más grande de Latinoamérica sino también el más importante.