«Atacar a las universidades es atacar la democracia»
David Gómez es el director fundador de Aula Abierta Venezuela, una organización de la sociedad civil que trabaja para promover y defender los derechos universitarios. Esta organización de la sociedad civil nace en 2014 impulsada por el contexto de violaciones a los derechos humanos que padecieron los estudiantes universitarios en el marco de las protestas antigubernamentales.
Desde la región zuliana inició su gesta por la defensa de los derechos en el entorno universitario que involucran derechos tan importantes como el derecho a la educación libre, libertad de asociación, libertad de expresión, entre otros. Hoy en día Aula Abierta se ha convertido en un epicentro de reunión entre estudiantes, profesores, centros y autoridades universitarias con el único objetivo de la defensa de su hogar común: la universidad.
Ante las amenazas latentes en contra de la autonomía universitaria por parte del ejercicio autoritario del Estado venezolano, la organización que dirige nuestro defensor del mes sigue ejerciendo acciones de incidencia para el respeto a las universidades públicas venezolanas.
¿Cuál fue tu primer acercamiento al estudio de los derechos humanos?
Desde la secundaria estuve sensibilizado en hacer actividades en favor de la juventud y la educación. Me forme en el Instituto Niños Cantores del Zulia, de allí que finalizando mis estudios de bachillerato escogiera la carrera de derecho como opción universitaria, y simultáneamente, la carrera de periodismo.
Luego de egresar como abogado escogí como opción de postgrado una especialización en derechos humanos que ofrecía la Universidad Complutense de Madrid. No obstante, eso no fue suficiente para mi formación general sobre derechos humanos.
Al regresar a Venezuela estuve muy sensibilizado por la causa desde la docencia y desde el interés en que los jóvenes universitarios tuvieran algún tipo de formación en derechos humanos dada su importancia para la vida en general y las sociedades democráticas y también las no democráticas, porque ven en ellos precisamente la esperanza de rescatar la democracia.
¿Qué te motivó a fundar una organización por los derechos universitarios?
Me motivó una trayectoria de vida, desde que fui estudiante hasta profesional universitario, pero el contexto de las manifestaciones de 2014 significó para mí un despertar en el activismo por los derechos humanos por el tema de la represión a la protesta pacífica y las detenciones arbitrarias.
En el 2014 nos volvimos a sensibilizar y agrupar para hacer un trabajo de documentación en relación a las violaciones a los derechos humanos de los que eran víctimas los estudiantes universitarios. Eso fue la semilla que hizo nacer varias ONG en el Zulia, como Aula Abierta y Codhez, organización hermana que empezó a desarrollar su trabajo gracias a voluntarios y activistas.
¿Cómo nace Aula Abierta?
Aula Abierta comienza como un programa de radio, un espacio comunicacional para brindar a los estudiantes y profesores una plataforma para expresar sus preocupaciones en torno a la situación de derechos humanos y hacer propuestas.
Los estudiantes co-moderaban conmigo, teníamos entrevistados y equipos que se rotaban para participar como en un salón de clases. Ha sido una especie de escuela y una plataforma para los activistas que al día de hoy todavía se mantiene. Luego Aula Abierta se constituye jurídicamente y empieza a estudiar con profundidad los derechos humanos vinculados al entorno universitario, porque a fin de cuentas la transversalidad de los derechos humanos se involucra en la vida universitaria en temas como el derecho de asociación, reunión pacifica, libertad de expresión, universidades y medio ambiente, entre otros.
Con el trabajo de incidencia que han realizado en los últimos años han logrado llevar la discusión sobre libertad académica a instancias internacionales de protección de derechos humanos ¿Por qué es importante entender la libertad académica como un derecho?
Hemos tratado de visibilizar la importancia de la libertad académica para las democracias. Las universidades son la fábrica del pensamiento crítico y del conocimiento científico, y ellas en ese ejercicio pueden molestar al gobierno autoritario de turno.
En el caso venezolano, se ha desplegado toda una política pública desde hace dos décadas para cercenar la libertad académica porque las universidades molestan a los regímenes autoritarios, eso lo ha confirmado la historia, especialmente en Latinoamérica en décadas pasadas, cuando las universidades fueron los blancos de los dictadores de turno. De allí que atacar a las universidades y universitarios, es atacar a la democracia y el desarrollo de la sociedad.
Nuestra labor no se ha quedado solo en informes, hemos entendido que los principales destinarios deben ser los órganos internaciones de protección de derechos humanos, porque tenemos que servirles de fuentes de información para que se entienda la situación real de los derechos humanos, porque no es solo lo que ocurre en Caracas, sino en otras regiones del país.
Hemos visto no solo en Venezuela, sino en Nicaragua, Cuba y otros países, la existencia de patrones en contra de la libertad académica. El 15 de febrero del año pasado, tuvimos en Chuquisaca la primera audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relacionada al tema de la libertad académica como derecho en todo el continente americano.
¿Qué pronóstico nos puedes dar con respecto a la amenaza latente de intervenir la Universidad del Zulia?
Padecemos de una política de Estado contra la autonomía universitaria y libertad académica que ve las universidades como un blanco que intervenir y controlar. Ese ha sido el caso de las universidades públicas venezolanas.
Hoy en día tenemos una Universidad del Zulia intervenida por una decisión inconstitucionalmente por el CNU de nombrar un vicerrector administrativo adversa a la forma legal que permite que el Consejo Universitario nombre a una autoridad rectoral faltante. Esta decisión se ha tratado de imponer auspiciada por el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, no importa que sea contra la ley y la institucionalidad.
¿Qué le va a pasar a la Universidad del Zulia? Pues eso depende de las autoridades que representan el Consejo Universitario, que han dicho reiteradamente que no está dispuestos a que la universidad sea “invadida”. Ha habido distintas acciones y amenazas, procedimientos judiciales, ha surgido la famosa figura del supuesto desacato para imponer amenazas a los ciudadanos que de alguna manera se resisten a cumplir con las acciones que desde la dictadura se mandan.
Hacemos voto por el respeto a la autonomía universitaria y libertad académica. La decisión del día de ayer de la Sala Constitucional sobre las elecciones en la Universidad Central de Venezuela, aun cuando suspende los efectos de la medida cautelar acordada por cierto, de forma inconstitucional en relación a las elecciones, no deja de seguir amenazando a las universidades públicas porque no es una decisión que implique rectificar la postura de la Sala Constitucional sobre el artículo 109 de la Constitución Nacional, que concibe a la universidad como el conglomerado representado entre profesores, estudiantes y egresados sino que vuelve hablar de los 5 estamentos de la Ley de Orgánica de Educación que fue objeto de recurso de nulidad por inconstitucional.
¿Cuáles son los mayores desafíos que tiene su labor como defensores de derechos universitarios en el contexto venezolano actual?
El hecho de ser defensor de derechos humanos implica ya en sí mismo un gran riesgo. Al vivir en un contexto autoritario no hay estado de derecho y no hay legalidad. Existe una legalidad aparente que de alguna manera satisface los intereses del régimen autoritario, en atención a tener todas las instituciones secuestradas que le sirven de brazo para ejercer arbitrariedades.
En cuanto al trabajo de Aula Abierta, representado en la libertad académica y el ámbito universitario, tanto a nivel nacional, como a nivel mundial, es que la libertad académica no ha sido considerada como un problema de derechos humanos. El primer desafío ha sido dar a entender a la sociedad y a los órganos de derechos humanos, de que estamos hablando de violaciones a derechos humanos y amenazas a la democracia y al desarrollo.
En ese trabajo hemos entendido que no nos podemos limitar al tema venezolano, sino que, al no existir organizaciones no gubernamentales en Latinoamérica por la libertad académica hay un vacío para la latinoamericanización de la lucha por la autonomía universitaria y la libertad académica.
Ser estudiante universitario es difícil hoy en día: fallas en servicios públicos, hiperinflación, crisis política, inseguridad y toda índole de problemas ¿Qué se le puede decir a los estudiantes que empiezan su carrera, o están en la mitad de ella, y ven que deben enfrentarse a esta serie de situaciones?
Debo confesar que a veces me pongo muy cabizbajo en el salón de clases cuando pregunto a los estudiantes universitarios cuál es su gran meta, y en reiteradas ocasiones he recibido esta respuesta “quiero obtener mi título universitario para irme del país”.
Esto quiebra el corazón y los sentimientos de patria de cualquier universitario, porque un país se construye con talento humano y su juventud. Obviamente las condiciones son muy duras, tenemos el tema de la electricidad que afecta particularmente al Zulia, Mérida y Táchira. El tema del alto costo de la vida con una referencia de hiperinflación que supera los diez millones según el Banco Mundial, y servicios estudiantiles mermados que no son gotas de ayuda. No hay servicios de comedores operativos, transporte universitario, becas estudiantiles y la investigación científica tampoco tiene financiamiento porque obviamente esto es una política del Estado apretar el cuello de las universidades hasta que se mueran de asfixia.
Mi llamado a los estudiantes es sobreponerse a estas circunstancias y desarrollar y culminar sus carreras a pesar de las adversidades. Es casi un acto heroico seguir estudiando en las universidades, pero entonces mi llamado es ser héroes de la patria.
La posibilidad de los estudios universitarios no solo implica desarrollarse individualmente y a nivel familiar, sino la posibilidad de que el país tenga recurso humano para enfrentar este contexto tan duro de emergencia humanitaria y la vivencia de un régimen autoritario, donde todo anormal es la regla y lo que ocurre cada día.
¿Cómo se puede ayudar en la labor de Aula Abierta?
Hay muchas formas de apoyar a las organizaciones y centros universitarios. Tenemos que hacernos promotores de una cultura por los derechos humanos, no solo desde la perspectiva individual, sino de la perspectiva colectiva.
Nos interesa tener los auditorios y salones de clases llenos cada vez que hacemos foros, conferencias y cuando producimos un informe para socializarlo con las universidades y las comunidades. En nuestra página web encontraran los informes que hemos realizado sobre el tema de la libertad académica y defensa de los derechos universitarios.
Para el ámbito venezolano, pueden visitar aulaabiertavenezuela.org y para el latinoamericano la página es derechosuniversitarios.org. También tenemos una biblioteca especializada en libertad académica y los derechos vinculados al ámbito universitario que es libertadacadémica.org.
¿Cuáles son los proyectos de Aula Abierta de este año?
Para 2020 queremos consolidar el observatorio latinoamericano en materia de libertad académica y derechos vinculados al entorno universitario, esto es un desafío muy grande por el tema de la carencia de recursos para desarrollarlo, pero apostamos a ese objetivo.
Tenemos mucho apoyo de otros países latinoamericanos con una red de profesores, estudiantes universitarios, en relación a la investigación y producción de investigaciones acerca de los derechos humanos en el entorno universitario.
En materia de incidencia internacional, hemos entendido que no solo podemos tener como objetivo a los órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas, sino órganos intergubernamentales como Asamblea General de Naciones Unidas, secretarias generales, parlamentos, para visibilizar la importancia de la libertad académica y derechos universitarios en el contexto latinoamericano.
Prensa Codhez