“Nadie puede quedarse atrás en la defensa de sus derechos”
Jesús Urbina es profesor de la Universidad del Zulia y Coordinador del Capítulo Zulia de Transparencia Venezuela, una alianza de organizaciones presente en 90 países que tiene como misión la lucha contra la corrupción.
A pesar de que siempre tuvo entre sus ideales la búsqueda de justicia, no se identificó a sí mismo como defensor de los derechos humanos hasta el año 2015. Fue un proceso paulatino, una derivación de su trabajo con Transparencia Venezuela y de su conexión con la naciente Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia.
Sus visitas constantes a la sub región Guajira, ubicada al norte del estado Zulia, lo convirtieron en testigo de primera fila del abuso de poder que trajo consigo la militarización del territorio wayuu, en medio de la frontera de Venezuela con Colombia. La sombra de la arbitrariedad se había instalado en territorio ancestral, disparando las alarmas de las organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.
“Desde que se instaló el Distrito Militar 1 en la Guajira, Codhez, Transparencia Venezuela y Amnistía Internacional nos encontramos ante la necesidad de investigar los hechos que se derivaron de la primera OLP ocurrida en el Estado Zulia”, nos comenta nuestro defensor del mes.
La Operación de la Liberación y Protección del Pueblo es el plan de seguridad ciudadana ejecutado por el Estado para combatir la delincuencia, pero detrás de la máscara de supuesta protección del pueblo se esconden sistemáticas violaciones a los derechos humanos que incluyen ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias.
La primera OLP que se ejecutó en el estado Zulia ocurrió en el mercado Los Filúos, el centro del comercio de la región guajira en Venezuela. Ante tal hecho, Transparencia Venezuela, Codhez y Amnistía Internacional coincidieron en la necesidad de documentar e investigar estos hechos violentos que ocurrían en el territorio wayuu.
La investigación conjunta de las organizaciones permitió que reconocieran la gravedad de la amenaza que se cernía sobre los espacios naturales donde confluyen distintas etnias indígenas de Venezuela.
“Los hechos dolosos que ocurren en la Guajira por la militarización, por los sobornos, la coacción, todos esos hechos son prácticas de corrupción y generan situaciones que derivan en violaciones a los derechos humanos”, sentencia Jesús Urbina.
Como Coordinador de Transparencia Venezuela Capítulo Zulia, esta situación presentaba una particularidad fundamental para su labor: la corrupción es el origen en común de las violaciones a los derechos humanos que afectan a los zulianos.
El desmantelamiento del sistema de producción en Venezuela, la gestión ineficaz de las empresas de servicios públicos, las desacertadas políticas del Estado son algunas de las causales señaladas por Transparencia Venezuela de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en Venezuela que han derivado en una emergencia humanitaria sin precedentes.
Al respecto, Jesús Urbina es muy claro en señalar el mayor impedimento que tienen los derechos humanos para su realización efectiva en Venezuela.
“El mayor obstáculo para los derechos humanos es la dictadura, es esta distorsión medular y metastásica que tiene la estructura de la institucionalidad pública venezolana”.
Aunque el gobierno venezolano insiste en negar la existencia humanitaria en Venezuela, aunque se censure la información que relata las deplorables condiciones de vida de los venezolanos y aunque estemos ante un Estado que ejerce autoritariamente su poder, al punto de perseguir a los defensores de los derechos humanos, Urbina insiste en seguir procurando la defensa de los derechos humanos.
“Los derechos humanos son de todos, son universales y nadie puede quedarse atrás en la defensa de sus derechos. En la suma de los esfuerzos que hagamos todos para que los derechos humanos sean garantizados, en la misma medida cada uno de esos derechos es realizable”.
La defensa de los derechos humanos como valor nacional
Para Jesús Urbina, una de las grandes satisfacciones de su labor ha sido la materialización de la Red de Derechos Humanos del Estado Zulia, un movimiento regional que cobra más fuerza con el pasar del tiempo y que apoya la visibilización de las violaciones a los derechos humanos, así como la importancia su defensa.
Según sus palabras, su historia como defensor de los derechos humanos se presenta como una moneda de dos caras: una historia feliz y otra historia infeliz.
El lado infeliz es, por supuesto, el hecho de evidenciar cómo desde los hilos de poder se sacrifica el derecho a la alimentación, a la salud, a la libertad de expresión y otros derechos fundamentales de los venezolanos por la sombra de la corrupción estatal que beneficia a un pequeño grupo, en detrimento de todos.
Por otro lado, la historia feliz, es el hecho de haber constituido alianzas que nacieron desde la sociedad civil.
Las organizaciones no gubernamentales dedicadas a la defensa de los derechos civiles y políticos, derechos universitarios, sociales y económicos, de la comunidad sexodiversa y la defensa de los pueblos indígenas se han unido en un movimiento sólido, que alza la voz por mejores condiciones de vida para todos.
“Es feliz que nos hayamos podido encontrar y que juntos, podamos trabajar con más fortaleza para que esos derechos que están violentados y mancillados por el propio Estado, sean respetados y garantizados”
Este movimiento por los derechos humanos no solo se extiende a la Redhez, sino también a las coordinaciones que tiene Transparencia Venezuela a nivel nacional, la Red de Derechos Humanos en el Estado Mérida, las organizaciones defensoras de Derechos Humanos en Caracas, en todas ellas, coincide la vocación de la lucha por los derechos humanos que se ha capitalizado en un valor nacional.
Jesús aplaude el encuentro con otros pares, un acto que parece simple pero que resulta valioso y fundamental. Reconocer al otro como una persona en dignidad y derechos, igual a nosotros, es el rasgo más esencial de todo defensor de los derechos humanos.
Prensa Codhez
