Thaís, la mujer que vence el miedo a la violencia de género

A Thaís Espinoza le mataron a su hija de 17 años. Su caso es un ejemplo del culmen de la violencia de género, que organizaciones como Aliadas en Cadenas y Mulier tratan de evitar empoderando a las mujeres en sus derechos y acompañándolas a tomar el control de sus vidas para que sean libres.

 

Texto: Nataly Angulo

Fotografías: Betzabeth Bracho


Thaís Espinoza reconoce que es una sobreviviente de la última expresión de la violencia basada en género. No le avergüenza ni la hace sentir débil. Por el contrario, su historia la hace fuerte como un roble, le ayuda a diseminar el miedo y a ser valiente para defender sus derechos.

Thaís tiene 52 años y es ama de casa. A la menor de sus cuatro hijas la asesinaron en julio de este 2022. Antes de su muerte no estaba familiarizada con la palabra femicidio y ahora lidia con aprender de los procesos judiciales para cumplir una meta: hacer justicia.

“Yo sé que a mi hija no la voy a ver más nunca, pero necesito conseguir la justicia para sentir paz en mi corazón”, sentencia Thaís mientras las lágrimas caen por su rostro.

Thaís no pretende rendirse hasta que se haga justicia. Está dispuesta a hacer lo necesario para que su caso no sea engavetado como tantos otros.

En su interés porque la muerte de su hija no quede impune, Thaís conoció de organizaciones que defienden los derechos de las mujeres en uno de los estados con las estadísticas más altas de violencia basada en género, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia.

Aliadas en Cadenas y Mulier son dos de al menos una decena de instituciones que trabajan en Zulia por el empoderamiento femenino y brindan acompañamiento para reconstruir vidas lejos de los celos, insultos, acosos, gritos y golpes que las víctimas tienden a normalizar hasta que conocen sus derechos y rompen el silencio.

 

Unas aliadas incondicionales

“No es tu culpa. No estás sola”, es lo primero que le dicen las representantes de Aliadas en Cadena a las sobrevivientes de violencia basada en género, quienes atendieron hasta octubre de 2022 unos mil casos.

Aliadas en Cadenas se encarga de ayudar y asesorar a cualquier persona que sea objeto de la violencia de género.

“Trabajamos en el empoderamiento y emprendimiento femenino, porque creemos que son las formas en las que las mujeres pueden salir de algunas situaciones. No se hace nada si la mujer no está empoderada de sus derechos”, asegura Glennis Jérez, una trabajadora social de profesión que desde hace 8 años está dedicada a tenderle la mano a las mujeres.

Glennis es la gerenta encargada de la supervisión de los servicios que ofrece la organización civil sin fines de lucro en Zulia, que van desde orientarlas a emprender negocios sustentables e innovadores, formarlas para la reinserción laboral hasta brindarles una atención completa con asesoría legal y atención psicosocial.

“Hemos tenido casos de quienes han salido del ciclo de la violencia dando enseñanza y exponiendo su testimonio de que lograron salir inclusive de casos que estaban a punto de un femicidio. Hemos coparticipado en eso y no te imaginas la satisfacción tan grande”, asegura Glennis desde la oficina de Aliadas en Cadenas, donde abundan carteles con mensajes que empoderan, promueven y defienden los derechos de las mujeres.

Las mujeres pueden salir de los ciclos de violencia con apoyo y siendo conscientes de sus derechos, contando con las herramientas que les permitan tener libertad financiera para no depender de otras personas para su crecimiento.

Esta organización, que nació en 2006 en Caracas y en 2012 llegó a Maracaibo, sirve de ayuda para Thaís, quien no supera que su hija adoptiva sea una de las 211 mujeres asesinadas en Venezuela entre enero y noviembre de este 2022, según Utopix.

Alejandra Paola Rivero Rivero tenía 17 años y estaba recién graduada de bachiller, cuando Thaís le permitió salir la noche del 30 de julio de su casa para celebrar su título, bailar y divertirse, como cualquier adolescente que culmina la secundaria. Hoy busca respuestas para saber por qué la mataron, por qué le truncaron los sueños, por qué le violaron su derecho a vivir.

“Los servicios de la organización no son mágicos. Son las sobrevivientes las que construyen su propia historia, solo que estamos aquí para acompañarlas”, aclara Glennis, quien cumple jornadas diarias de hasta 12 horas para ayudar a su género, porque lo de ella y lo de sus compañeros es salvar vidas de la violencia.

 

Mulier, una acompañante feminista

Thaís vive al oeste de Maracaibo, en una casa que está llena de recuerdos de su hija Alejandra Paola. En su cuarto hay un pendón gigante con fotos de ella, y en la pequeña sala resalta un portaretrato con otra fotografía a la que le enciende una vela.

En el cuarto de Alejandra, la hija menor de Thaís, permanece intacto su osito de peluche.

A Thaís le cuesta movilizarse por la ciudad en transporte público por sus limitados ingresos económicos; y para mujeres como ella, Mulier tiene a disposición una línea telefónica para escucharlas y acompañarlas a caminar de nuevo sin miedos, sin reproches, sin restricciones, sin culpas.

Detrás de una simple llamada hay un equipo de psicólogos y voluntarios que tienen como compromiso de vida no dejar solas a las mujeres que sienten no importarle a alguien, que se sienten atrapadas, ahogadas, sin voz, sin derechos.

La atención psicológica a mujeres y niñas sobrevivientes es el fuerte de esta institución. Desde 2019, han acompañado al menos 300 casos a través de la línea de atención psicosocial, pero desde que se fundó en 2016 son más de mil las mujeres atendidas.

La psicóloga Fabiola Rojas, encargada de esta organización en Zulia, es una de las que está detrás del teléfono. “No estás sola, en Mulier estamos contigo”, es lo primero que le dice a las mujeres que pierden el miedo a solicitar ayuda.

A través de su línea telefónica, Mulier brinda atención psicológica de forma gratuita a cualquier mujer que haya sufrido algún tipo de violencia.

“Nos dábamos cuenta que las mujeres que nos llamaban sentían una gran soledad, que es una de las consecuencias más dolorosas de la violencia, sentir que no tienes a nadie, que no le importas a nadie. Nuestro compromiso es que ellas sientan que las vamos a acompañar en el proceso de seguir creciendo, de encontrar esa voz que les callaron”, afirma Fabiola, una joven de 27 años, que desde 2020 forma parte de la organización para promover y defender los derechos de las mujeres.

 

Formación para salvar vidas

Fabiola sabe que con educación y prevención se puede disminuir la violencia basada en género, y por eso Mulier también sale a la calle con talleres y charlas que forman sobre los derechos y alertan sobre la trata de personas, que afecta principalmente a la mujeres y niñas.

Fabiola Rojas es una activista dedicada a formar y educar a la ciudadanía en cuanto a sus derechos humanos y la prevención de casos de violencia basada en género.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemorado cada 25 de noviembre, diversas organizaciones zulianas se unieron en la actividad Vivas Nos Queremos, en la que participaron organizaciones como Mulier, Proyecto Mujeres, Okay No, Rehabilitarte, HIAS, UNFPA, Aliadas en Cadena, entre muchas otras, junto a la Intendencia de Maracaibo y la Defensoría del Pueblo, como una oportunidad para fortalecer vínculos con instituciones del estado y gritar más fuerte: No a la violencia basada en género. 

Así, en pleno corazón de la ciudad —espacio representativo de la idiosincrasia de la población maracaibera al menos 60 activistas se dieron cita en la plaza El Zaguán, en la calle Carabobo, para concientizar a las mujeres y hombres que transitaron sobre los abusos contra la mujer. 

Este encuentro contó con diversas expresiones para visibilizar las causas que defienden el derecho que tienen las mujeres a una vida libre de violencia, desde protestas simbólicas para visibilizar las brechas que hay en materia de género en nuestro país, así como la presentación de la obra de teatro Magdalenas, interpretada por Socialité Compañía Teatral, cuyas actrices encarnaron el sufrimiento que viven las mujeres cuando intentan denunciar situaciones de violencia, un recorrido por esos momentos en el que nace la intención pero no siempre llega a la acción final.

En el sitio destacaban decenas de mariposas hechas de papel naranja color que representa el futuro brillante y optimista libre de violencia contra las mujeres—, en cuyo centro estaba escrito un nombre de alguna mujer víctima de femicidio, una manera de recordar y honrar las vidas que se apagaron injustamente durante el último año.

En medio de coloridas casas características del centro de Maracaibo, y ante miradas curiosas de personas que iban acercándose al evento, se podía apreciar en la plaza los stands con material informativo que sirven muchas veces para que las mujeres se identifiquen, se reconozcan y pidan ayuda. 

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer organizaciones de la sociedad civil se unieron para protestar y visibilizar esta problemática.

El “Violentómetro” es quizás la herramienta más didáctica que muestra los tipos de violencia de sus agresores de acuerdo a su gravedad: celar, ofender, gritar, humillar, descalificar, ridiculizar, intimidar, acosar, chantajear, controlar amistades, dominar, prohibir, destruir articulos personales, amenazar, encerrar, golpear, herir, inducir al suicidio o matar.

La violencia tiene diversas expresiones. Resulta importante que las mujeres puedan reconocer los primeros indicios. Esta información es fundamental para prevenir feminicidios.

En esas formaciones, las organizaciones invitan a reconocer los sonidos de la violencia para salvar vidas. “Es un ciclo que no se detiene, que hay que cortar. Cada vez que pasamos a una situación peor, nuestro cerebro cataloga esas situaciones anteriores como algo insignificante porque ‘me tengo que preocupar por algo peor”, alerta Fabiola, activista de Mulier.

Es en medio de esa escalada –agrega la psicóloga– que se puede llegar al culmen de la violencia, que es la vulneración del derecho a la vida, como le pasó a Alejandra Paola.

Con mariposas hechas en papel naranja y dispuestas en la Calle Carabobo durante la actividad Vivas Nos Queremos, las organizaciones visibilizaron los nombres de jóvenes víctimas de casos de feminicidios en Venezuela entre el año 2021 y 2022.

La joven de 17 años fue asesinada el 31 de julio por un hombre a quien conoció la noche de la fiesta celebrada en una granja al oeste de Maracaibo y hoy está prófugo. El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) informó que el hombre se enfureció porque la adolescente decidió bailar con otras personas y luego la mató.

A Alejandra Paola la golpearon y la estrangularon. La causa del deceso fue asfixia mecánica por sofocación, señala la autopsia. Tres personas están detenidas, entre ellas Orlando Andrés Morales Fleire (29), un vecino de entera confianza de la familia, quien invitó a la adolescente a la fiesta y le mintió a su madre sobre su paradero pese a saber que estaba muerta.

Thaís, quien hoy sufre la ausencia de su hija Alejandra Paola, no se amilana pese a vivir con el corazón arrugado, y hoy invita a las sobrevivientes a ser valientes: “Mujeres, no tengan miedo. Hay que tener valor y fuerza y echar pa’ lante. Y la justicia que nos ayude”.

Alejandra quería estudiar en la universidad. Apenas unos días después de graduarse de bachiller, sus sueños fueron robados. Hoy su madre lucha por obtener justicia para ella.

Este es el tercer reportaje que comprende Rostros de la Esperanza, un seriado de crónicas, promovido por Codhez y presentado en alianza con El Pitazo, para visibilizar historias que merecen ser contadas en el contexto de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela.

Thaís, la mujer que vence el miedo a la violencia de género

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