Iniciativas que alimentan la esperanza

En tiempos difíciles, un plato de comida puede significar la esperanza para cientos de personas desprovistas de los recursos suficientes para alimentarse de manera adecuada. Más que un estómago lleno, mucho más que una necesidad saciada, resaltan la solidaridad y el amor por el prójimo en las iniciativas de las ollas solidarias en Maracaibo.

Desde la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) queremos reconocer estos esfuerzos para contrarrestar la agravada situación de inseguridad alimentaria que sufren los hogares de Maracaibo. Según el reporte preliminar de Seguridad Alimentaria 2019 realizado por Codhez, en 6 de cada 10 hogares marabinos sintieron hambre, pero no comieron.

En este contexto, queremos reconocer la labor de nuestros defensores del mes. Las iniciativas del Hogar Clínica San Rafael y la Mesa de la Misericordia de la Iglesia Padre Claret son admirables en medio de una situación cada vez más difícil. Semana a semana, llevan alimentos, atención médica, soporte y un mensaje de acompañamiento a los grupos de personas más vulnerables.

 

Hogar Clínica San Rafael

En los espacios del Hogar Clínica San Rafael, un equipo de voluntarios se ha dado la tarea de multiplicar esfuerzos para dar de comer cada martes y jueves a 300 comensales aproximadamente; una población conformada por bebés, niños y niñas, jóvenes, personas adultas y de la tercera edad.

Esta iniciativa nació cuatro años atrás, de manos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, una congregación con más de 65 años de presencia en el Zulia. Los voluntarios distribuyen 600 almuerzos. Para los bebés, suelen repartirse biberones con leche, mientras que los niños reciben compotas. Los jóvenes, adultos y los abuelos se alimentan, dependiendo del día, con un cruzado o un plato con varios contornos.

A través de chats de Whatsapp, se difunden los menús de cada día y los voluntarios coordinan entregas directas en las instalaciones, explicó el padre Juan Padilla, organizador, y quien lidera el grupo de voluntariado. La intención, señala, es alimentar los cuerpos, pero también la esperanza de quienes encuentran alivio en cada día que pueden contar con el Hogar Clínica San Rafael.

Hay quienes no comen en el patio, donde se disponen las sillas para las líneas de espera; sino que se llevan sus envases con comida para repartir en sus hogares con otros miembros de la familia. En algunos casos, madres llevan a sus hijos para compartir los alimentos, en otros, sigue siendo más común ver a abuelos con sus nietos, producto de la migración forzosa de sus hijos.

Gheisa Carreño, nutricionista, ayuda con la planificación de alimentación que, por lo general, se estructura con base a verduras, arroz, pasta, legumbres y raciones proteicas, que varían entre pollo y carnes rojas.

Pero la particularidad de esta iniciativa, que cumple ya cuatro años de labor sostenida, radica en el seguimiento que se hace a cada asistente. Ayudados de un censo, se les alimenta y también se proporciona acceso a consultas médicas y tratamientos.

Actualmente, desde hace dos meses se trabaja en un plan de expansión de las ollas solidarias a una atención cinco días a la semana, de lunes a viernes, para lograr la ambiciosa meta de 1.500 almuerzos a la semana, esto, con ayuda de la Congregación San Juan de Dios Latinoamericana, con sede en Lima, Perú.

Para colaborar con este proyecto de alimentación solidaria, puede contactar las redes sociales como @ollahospitalariasanjuandedios, o visitando su sede, ubicada en la avenida 3F con calle 64, en Maracaibo.

 

Mesa de la Misericordia

Los miércoles son sagrados para los más de 35 voluntarios que hacen posible la Mesa de la Misericordia, una iniciativa que cobra vida en los espacios de la Iglesia Padre Claret, en Maracaibo. Allí, mano a mano, se hace posible un proyecto de ayuda integral para unas 700 personas a la semana y unos 120 teteros para los más pequeños y para mujeres embarazadas.

La cifra de beneficiados puede variar. Las fallas en el transporte público, la escasez de combustible y la dificultad para conseguir efectivo ha influido en los últimos meses, cuenta María Alejandra Fernández, coordinadora de la Mesa de la Misericordia.

Lo que no merma, es el amor y la constancia de los voluntarios. Al hacerse miércoles, el día en que se reparten los almuerzos, los ingredientes están ya apilados en la cocina. Las verduras comienzan a cortarse y los calderos van humeando.

El 40% de los asistentes pertenece a la tercera edad, un 20% lo constituyen los adultos y el resto de la población atendida se comparte entre adultos, jóvenes, niños y bebés en brazos de sus madres. Es común ver uniformes de preescolar y de primaria, que, recién salidos del centro educativo, pasan por su almuerzo en la Mesa de la Misericordia.

“Conseguí una herramienta de vida en esta Venezuela de hoy. Si no hiciera esto, no podría continuar aquí. Se trata de entregarnos a personas que pueden estar comiendo una vez a la semana”, expresó Fernández, luego de mostrar preocupación por unos comensales cada vez más deteriorados en su salud.

Ante este escenario, que se replica también en niños pequeños, son atendidos por el equipo de voluntarios, proporcionándoles suplementos; de no ser así, son remitidos a médicos voluntarios, quienes hacen chequeos y abren un control de seguimiento para garantizar su recuperación.

Este proyecto de ayuda también abarca la entrega de medicamentos, evaluaciones generales, que van desde tratar resfriados o gripes, hasta tratamiento y cuidados para heridas tanto leves como profundas. Además, en caso de tener algún padecimiento, se busca apoyo en la red de voluntariado para acceder a medicamentos requeridos, que en su mayoría suelen ser antihipertensivos, analgésicos y antibióticos.

Recientemente, gracias al apoyo de un grupo de jóvenes voluntarios, se atiende a una población de unos 25 niños pequeños sin escolaridad. Dos veces a la semana, se les enseña lectoescritura, matemática, normas de educación y se imparten principios básicos de moral y valores.

Para colaborar con la Mesa de la Misericordia, pueden contribuir donando alimentos secos, como arroz, pasta y granos, así como vegetales, hortalizas, frutas y proteínas. La ayuda puede canalizarse a través de su cuenta en Instagram @mesadelamisericordia, visitando su página web www.mesadelamisericordia.org, y también visitando la iglesia Padre Claret, ubicada en la calle 78 Dr. Portillo con la Avenida 3E, en Maracaibo.

Iniciativas que alimentan la esperanza

Entradas Relacionadas